Lo que aprendí cuando dejé de ganar un sueldo mensual
Ganar un sueldo fijo todos los meses a cambio de trabajar para una empresa es lo que siempre creí que era lo “normal”.
Es la manera en la que casi todos mis conocidos viven y fue la manera en la que yo viví por muchos años de mi carrera.
Tener la seguridad de que todos los meses vas a recibir dinero en el banco es, sin duda, algo agradable. Puedes administrar ese dinero de acuerdo a tus gastos, puedes pedir préstamos para comprar un auto o un departamento y pagarlo por años, sabiendo que las cuotas van a estar cubiertas. Es decir, existen muchos beneficios de tener un ingreso fijo que no se me ocurrirían cuestionar.
Sin embargo, a puertas de cumplir mi primer año como un profesional independiente, o sea sin sueldo, puedo decir que ahora disfruto mucho más de mi carrera de lo que la disfrutaba en el pasado. Y si bien eso tiene que ver con muchos factores como la libertad para manejar mis horarios, poder trabajar desde donde yo quiero, tener tiempo para estar con mi hija y cumplir con mis responsabilidades de padre, he descubierto que el dejar de recibir un ingreso fijo todos los meses también es un factor que me hace disfrutar de este nuevo estilo de vida.
Se que esto suena muy raro porque, como dije al inicio, todos hemos asumido que esta es la mejor manera de vivir, pero quiero explicarles cuáles han sido los beneficios que he percibido de esta manera de ganar dinero, utilizando conceptos de Behavioral Science, y contrastarlos con algunas cosas que no me hacían feliz de estar en una planilla.
Antes me concentraba en lo que no tenía
Una de las cosas que recuerdo mucho de cuando ganaba un sueldo es que nunca me duraba mucho la felicidad del monto que recibía. A pesar de que yo trabajaba en una empresa que me pagaba bien, casi siempre me enfocaba en aquello que no tenía en vez de lo que sí.
Por ejemplo, comparaba mi sueldo con lo que ganaba algún amigo en otra empresa o en otra área. O incluso comparaba el tamaño de los aumentos que iba recibiendo. Es decir, si el aumento que recibía ese año era menor en proporción con el último que había recibido, en vez de estar contento por tener más ingresos, me frustraba pensando en por qué no me habían dado más.
Este constante “mirar al costado” me frustraba muchísimo y me llevaba a pensar que yo me merecía más y que no estaban reconociendo mi valor. Ahora miro esto desde fuera y me parece absurdo porque creo que ganaba un muy buen ingreso por mi trabajo, pero eso no lo podía percibir en ese momento.
Solo estaba enfocado en por qué no estaba ganando más y en que cada año tenía que pedir aumentos para no “quedarme atrás”. Me había acostumbrado tanto a recibir un depósito en mi cuenta todos los meses que daba por hecho que me lo merecía, o que incluso merecía más.
¿Alguna vez te has sentido así?
Dejar de ganar un sueldo me dio libertad
Esto puede sonar muy poco intuitivo, pero desde que dejé de ganar un sueldo fijo me siento más feliz que antes. No puedo negar que hay días en donde tengo que controlar mi ansiedad por la incertidumbre de no saber de dónde vendrá mi siguiente pago (ya escribiré sobre eso), pero siento que me he liberado de todas esas emociones negativas que solía tener y que vivo una vida más plena.
Ahora, cada ingreso que genero viene de la mano de una inyección de adrenalina y dopamina (neurotransmisor del placer) que es difícil describir, y siento que alcanzar mi meta de ingresos anual se ha convertido en un reto que estimula mi lado creativo ya que me hace pensar en nuevas maneras de ofrecer servicios en base a mis habilidades y fortalezas.
Simplemente disfruto más de cómo consigo mis ingresos y creo que tiene que ver con ciertos conceptos que conocemos de la psicología (tengo esta manía de explicar todo lo que me pasa desde la psicología).
Aquí les comparto 3 conceptos que he podido identificar hasta el momento (de hecho he identificado más pero el artículo se me saldría de las manos) y que me van a ayudar a explicar por qué estoy disfrutando más mi carrera libre de un sueldo.
1. Locus de control: yo decido cuánto gano y qué hago con mi carrera
Dentro de la Teoría de atribución de Weiner se habla del Locus de control Interno y Externo. Este es un concepto relacionado a cómo es que una persona entiende las cosas que suceden en su vida. Cuando una persona cree que las cosas suceden gracias a su esfuerzo, dedicación, inteligencia, o cualquier característica de sí misma, estaría aplicando el Locus de control Interno. Por ejemplo, cuando saco una buena nota en mi examen porque YO estudié mucho y tengo talento para esa materia.
Por el contrario, cuando una persona cree que las cosas suceden debido a factores externos que están fuera de su control, entonces estaría aplicando el Locus de control Externo. Por ejemplo, cuando desapruebo el examen es porque el PROFESOR es demasiado exigente y me desaprobó.
De este modo, cuando trabajaba para una empresa, sentía que si bien mi sueldo podía depender de mi desempeño, lo cierto es que no tenía total control sobre cuánto podía ganar y en qué momento podía obtener un aumento salarial debido a que depende más de las políticas y procesos de la empresa. Esto hacía que me sintiera frustrado porque si no lograba obtener el ingreso que esperaba, pensaba que no había mucho en mis manos para cambiar la situación, salvo buscar otro trabajo que me pague más pero tampoco es saludable andar cambiando de trabajo a cada rato. Es decir, me encontraba aplicando el Locus de control Externo para entender mi situación.
Pero ahora que trabajo de manera independiente, cuánto y cómo gano dinero está totalmente en mi cancha. Esto hace que tenga que dedicarle tiempo a crear mis productos y a buscar a mis propios clientes (lo cual no es fácil), pero me siento empoderado y en control de mi carrera. Yo decido si quiero escalar y abrir mi propia empresa, o si prefiero mantenerme pequeño y trabajar solo. Pero es mi decisión, y también mi responsabilidad si es que las cosas no van bien. Al estar trabajando en mi Locus de control Interno, ya no tengo cómo victimizarme porque todo recae sobre mí. Y si bien eso puede traer un poco de ansiedad, a mí me hace sentir empoderado y en control.
2. Ikea effect: Uno valora más lo que le cuesta esfuerzo
Un segundo concepto traído desde las ciencias del comportamiento es el Ikea Effect, acuñado por Michael Norton, Daniel Mochon y Dan Ariely.
Este efecto ocurre cuando las personas sobrevaloramos los bienes que tenemos porque hemos invertido esfuerzo, tiempo, dinero en ellos (como cuando construyes un mueble en vez de comprarlo armado). Debido a que le proporcionamos una mayor carga emocional a las cosas que nos han costado crear, tendemos a creer que valen más de lo que objetivamente valen, y creo que esto se puede aplicar a nuestras propias vidas.
En mi caso, no es lo mismo cuando me levanto en la mañana sabiendo que estoy desarrollando mi propia marca que cuando trabajaba para la marca de otra persona. Cada proyecto que entrego me llena de más orgullo porque, no solo me costó sacarlo adelante, sino que además me costó encontrar al cliente y ganarme su confianza para que decida invertir su tiempo y dinero en las cosas que yo puedo entregarle.
Incluso el momento en el que cierras una venta, independientemente del monto, es inmensamente estimulante porque te das cuenta de que otra persona te va a entregar dinero a cambio de algo que vas a hacer por ellos. Se que suena como algo obvio, pero cada venta se siente como un impulso a seguir adelante, cosa que rara vez sentía en mí trabajo dependiente.
Más aún, sentir que estoy construyendo algo propio y generando ingresos por mí mismo es una de las cosas más liberadoras que he vivido hasta el momento. Desde que salí de la universidad, pensé que la única manera de ganar dinero era trabajando para una empresa y, por ende, debía hacer todo lo que la empresa pidiera de mí. Si bien creo que es importante ser responsable en el trabajo, mi momento de quiebre fue cuando la empresa en la que estaba me pedía encargarme de áreas que no estaban relacionadas a lo que yo quería para mi carrera, y que no podía hacer nada al respecto.
Ahora, soy yo el que decide qué actividades haré para ganar dinero y soy el responsable de vender mis habilidades para conseguir contratos. Nuevamente, no es fácil y el trabajo no cae de los árboles, pero ese esfuerzo hace que valore mucho más lo mucho o poco que sí obtengo, y eso me lleva a mi siguiente punto.
3. Escasez: Uno disfruta más de lo que no tiene
Está científicamente comprobado que las personas deseamos y disfrutamos más de aquello que es escaso y difícil de conseguir. Este concepto está tan enraizado en nosotros que es la base de cómo funcionan muchos mercados. Por ejemplo, todos los productos relacionados con el lujo parten de que no todos pueden tener acceso a ellos. Así, los que no pueden comprar un Ferrari, solo añoran el día en logren ganar lo suficiente para hacerlo. Pero si todos tuviéramos Ferraris en las calles, dejaría de interesarnos. Así de simple.
Pues lo mismo ocurre con nuestros ingresos, solo que de una manera que no siempre nos damos cuenta. En este momento yo estoy ganando menos dinero al año de lo que hacía cuando trabajaba como dependiente, sin embargo, siento que mis ingresos son más gratificantes. ¿Cómo puede ser esto?
Primero, porque estoy ganando por encima de mi Ingreso Mínimo Viable, es decir, lo mínimo que necesito para vivir un estilo de vida cómodo. Y segundo, porque no doy por hecho que el dinero va a entrar a mi cuenta bancaria. Saber que tengo que buscar clientes, crear productos, generar confianza, hacer buenos entregables, y repetir nuevamente me recuerda siempre que el dinero es escaso. Y eso me ha ayudado a valorarlo mucho más y a agradecer por cada uno de mis contratos, en vez de dar por hecho que una empresa me va a pagar todos los meses.
Tengo pensado escribir un artículo específicamente sobre este punto, pero cada vez me convenzo más de que la felicidad está en la escasez y no en la abundancia.
Se sufre pero se goza
Estos son solo algunos conceptos que he podido identificar hasta este momento y que me ayudan a entender esta nueva etapa profesional que estoy viviendo.
No estoy tratando de satanizar la vida dependiente ni pintarla como algo desagradable, sino simplemente resaltar algunas emociones que en su momento no me di cuenta de que sentía, porque asumía así era la vida profesional.
Vale comentar que la vida de independiente tiene sus propios retos, como por ejemplo lidiar con un alto nivel de incertidumbre por no saber de dónde vas a sacar tus ingresos (Pueden ver algunos de mis tips para lidiar con esa ansiedad en este artículo).
Pero ya sea que hayas perdido tu trabajo o que estés buscando emprender, el dejar de recibir un ingreso fijo no tiene que ser una tragedia y hasta puede ser una oportunidad para comenzar a crear tus propios medios para subsistir. No pretendo convencer a todos que hagan lo mismo que yo, porque la vida de independiente no es para todos, pero sí quisiera compartir la idea de que existen beneficios en un estilo de vida financieramente independiente y que incluso puede generar mayor bienestar, como me ocurre a conmigo.
De cualquier manera, no des por hecho el dinero que recibes todos los meses ni te frustres por lo que están ganando los demás. No se trata de cuánto dinero ganas sino de cómo lo estás generando. Y recuerda todos los días que el dinero es escaso pero que todos tenemos la capacidad de generar más con creatividad y esfuerzo. Eso hará que lo valores más.